El caballo se detuvo delante del abrevadero. Por detrás de las casuchas se veía salir el sol y, a lo lejos, el bosque se dibujaba en el horizonte como una hoja de sierra.
La puerta de una de las casas se abrió y, con estrépito, salieron tres niños corriendo detrás de un perro. El chucho llevaba algo en la boca, las orejas hacia atrás y esa expresión de quien posee algo valioso y no quiere que se lo arrebaten. Los tres niños le gritaban al unísono y corrían tras él, pero el can iba ganando terreno con facilidad. El caballo, asustado por el ruido, relinchó levantando las manos y piafando nervioso.
Entonces...
No hay comentarios:
Publicar un comentario